Si viajamos de la ciudad al campo y observamos los agricultores, empezamos a tener una percepción algo clara sobre la importancia del forraje o vegetación para alimentar las vacas o cualquier otro animal hervíboro. Tenemos claro que sin esta vegetación sería mas complicada (aunque no imposible) la cría de estos de estos animales. Pero si observamos animales herbívoros silvestres, definitivamente el pasto, su calidad y abundancia lo coloca como un elemento limitante para el desarrollo de organismos que dependen de él.
De igual forma sucede en el cuerpo de agua de los océanos, el pasto representado por el fitoplancton representa al igual que el pasto y las plantas en tierra, la puerta de entrada de la energía solar en los ecosistemas acuáticos. Si buscamos las analogías entre tierra y mar; en ambos casos, la abundancia y calidad de los organismos vegetales determina la presencia de las especias forrajeras o herbívoras. Esto determina la riqueza de las tierras y los océanos, ya que plantea la probabilidad del aprovechamiento de los recursos vegetales y animales a través de la caza, la cría, la pesca y la acuicultura.
Bajo esta premisa la pregunta sería ¿en todos los océanos de la tierra, existe el fitoplancton necesario para que exista toda la productividad necesaria para acabar con el hambre del mundo? Al igual que en tierra, la respuesta es nó. Igual que existen en tierra los desiertos o las sabanas semideserticas y bosques tropicales, en el mar también existe toda una distribución de aguas mas productivas que otras y espacios enormes de escasa o casi nula productividad primaria. Existen paises o territorios representadas en islas que importan de otros lugares, los peces y otras especias marinas para ser consumidos por la población.
El cambio climático también ha afectado la cantidad y calidad del fitoplancton presente en muchas áreas costeras donde el aprovechamiento pesquero ha sido fuente de alimentación y desarrollo de paises enteros. Los cambios en patrones de las corrientes marinas, provocados por deshielos, desertificaciones de amplios territorios continentales, lluvias y deslaves han provocado alteraciones en la calidad de agua que determinan el desarrollo del "pasto marino" y su aprovecamiento como la base de la cadena alimenticia.
Al igual que en tierra, la fertilización de cuerpos de aguas costeros inducidos por el hombre a través de elementos limitantes para la producción del plancton vegetal, es una de las muchas actividades que se están haciendo actualmente para garantizar que se continuen los ciclos biológicos establecidos en forma natural y más aún, considerando que más del 75% del oxígeno que consumimos del aire, proviene del fitoplancton.