domingo, 15 de noviembre de 2009

La evolución es transgénica

Si nos limitáramos a revisar los cuestionamientos de Greenpeace y otras ONG´S acerca de los transgénicos, obviamente que muchas de las personas que tienen que ver con los estudios ambientales y su impacto sobre el medio ambiente estarían de acuerdo en mantener las moratorias en su aplicación al desarrollo de alimentos genéticamente modificados a la agricultura y otros rubros.
Sin embargo, cuando observamos el impacto del hombre sobre el medio ambiente en los últimos 50 años con el desarrollo poblacional e industrial, podemos dar fe que hemos afectado en gran medida el medio ambiente en lo que la evolución tardó miles o millones de años en alcanzar. Es decir, en poco tiempo hemos modificado nuestro entorno de tal forma que se necesitan dar respuestas efectivas a resultados ya reales y actuales.
Cuando observamos un parásito vegetal cada vez más resistente a los pesticidas, o las bacterias hospitalarias menos afectadas por los antibióticos de última generación; o el rendimiento de las tierras caen en su producción agrícola por falta de mayores espacios, calidad de nutrientes o agua suficiente; o sencillamente empezamos a ver la modificación de bosques en sabanas y sabanas en desiertos, la acción de especialistas se hace necesaria.
La humanidad no ha detenido su crecimiento exponencial y los "baby boomers" (nacidos entre 1946 y 1964) podemos dar fe del tamaño de la población que nos recibió cuando nacimos y la que dejaremos al irnos. Frente a esta situación real, buscar un camino efectivo para garantizar alimentos a una población cada vez mayor, creo que merece menos prejuicios y más acciones inmediatas; sobre todo si conocemos como hemos logrado modificar nuestro medio ambiente.
Las estrategias de reproducción y alimentación de las plantas y animales han ido desarrollándose a lo largo de muchos millones de años sobre la tierra, mucho más que el breve tiempo que el hombre ha permanecido en ella. De manera extensiva el mejoramiento genético de las plantas y los animales ha permitido repoblar la tierra de aves y mamíferos, después de la aniquilación de los grandes reptiles y las sucesivas glaciaciones, ocupando los nichos que la naturaleza les ha permitido con una amplia riqueza genética; sin embargo, fauna silvestre en las ciudades comiendo la basura urbana, alteración de las tradicionales rutas migratorias de ballenas o atacando el ganado en las áreas rurales, hacen pensar que las nuevas estrategias de alimentación o reproducción de las especies salvajes que sobrevivan al cambio climático, empiecen a desarrollar cambios en su estructura fisiológica y luego genética. Si esto es así, el trabajo será aún más intenso de la humanidad para los próximos 50 años, ya que será para proveer alimento a poblaciones donde la desertificación de las tierras será mayor. Un "fastrack" con la modificación genética que empezó con el maíz, el algodón, ganado, etc., continuará con muchas otras especies. Las voces apocalípticas de los detractores de la biotecnología, al final no será oída y no porque no tengan mucha razón en sus aseveraciones sobre riesgos potenciales; sino porque lo urgente prevalecerá sobre lo importante.